Antología

Selección de textos de Carlos Edmundo de Ory

Aerolitos

El poeta es el gallo del anochecer 

Hago fuegos de palabras 

El que más y el que menos ha venido al mundo a hacer el ridículo 

El hombre trabaja su ignorancia con tesón 

Sólo me comprenderá quien sea más loco que yo 

Estoy cansado de mañana 

Si tanto miro relojes y almanaques, será porque estoy fuera del tiempo 

Apura la vid de la vida 

La imaginación, esa esponja del infinito 

¿Por qué se dice «uso de razón» y no «uso de corazón»? 

Me extraña la palabra amor en el verbo amordazar 

La risa es el sexo del alma 

Los árboles negros de mi espíritu 

La admirable y fatal soledad del mar 

Confundo la palabra Sur con la palabra Mar 

Que Narciso se contemple en su propio escupitajo 

Mi patria es el aire que respiro 

Nos morimos por obedecer aun cuando la desobediencia acredita vida 

Ciegos son aquellos que no ven lo invisible 

Di algo que no sepas decir 

Sólo lo extraño me es familiar 

Desconócete a ti mismo 

Raros son aquellos que se quedan a solas con su risa

 

Poemas

 

MADRE 

He dicho esta palabra 

Y me he llenado la boca de espigas 

                       Cádiz, 26 julio 1940 

 

ODA A LA SANGRE

Yo sé que alguien me besa la espalda nada más 

Ignoro si es mujer o materia de sueño 

Y sé también que algunos ángeles te espiaron 

sentados en los altos de cipreses muy quietos 

Vi al diablo quemar jazmines una vez 

Los muertos por las noches tocan flautas 

Y los buitres los buitres los buitres 

como si se pudieran posar en mis pestañas 

Por las calles me miran los gatos melancólicos 

mientras yo pienso en perlas soy así 

Montado en un caballo que no tiene cabeza 

yo soy así yo soy así yo soy así 

Tu mar tu manicomio de espuma ten en mí 

el hombre que te mira únicamente solo 

Los peces con su sangre pequeña me conocen 

y las algas que son los pelos de mi espíritu 

Hombre rubio del Norte tú no puedes 

saber nada del ogro sangriento que yo soy 

Sólo los que conocen la pena de esos gatos 

saben acariciar mi cabeza salada 

                                  Madrid, 1944 

 

DAME

Dame algo más que silencio o dulzura 

Algo que tengas y no sepas 

No quiero regalos exquisitos 

Dame una piedra 

No te quedes quieto mirándome 

como si quisieras decirme 

que hay demasiadas cosas mudas 

debajo de lo que se dice 

Dame algo lento y delgado 

como un cuchillo por la espalda 

Y si no tienes nada que darme 

¡dame todo lo que te falta! 

               París, 26 febrero 1953 

 

DENISE

Cuando pongo mis manos de metal 

mis manos primitivas sin destreza 

en tu pelo abundante donde empieza 

tu cuerpo que respira amor mortal 

Cuando tocan mis dedos tu total 

altura de los pies a la cabeza 

sin que me tiemble el pulso amo la pieza 

maravillosa de tu ser carnal 

Y entonces de quietud y roce puro 

tu mirada me vence llena de aguas 

y tu silencio femenino me arde 

De repente de acción me transfiguro 

desciendo mi contacto a tus enaguas 

y te desnudo y te amo y se hace tarde 

                   París, 25 octubre 1961 

 

HIPÉRBOLE DEL AMOROSO

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos 

Te amo tanto que hablo con los árboles 

Te amo tanto que como ruiseñores 

Te amo tanto que lloro joyas de oro 

Te amo tanto que mi alma tiene trenzas 

Te amo tanto que me olvido del mar 

Te amo tanto que las arañas me sonríen 

Te amo tanto que soy una jirafa 

Te amo tanto que a Dios telefoneo 

Te amo tanto que acabo de nacer 

                     Amiens, 19 junio 1971 

 

NO TIENE TÍTULO

Cuando yo era niño un hada me regaló una catedral 

Cuando yo era niño el color azul se puso de pie delante de mí 

Cuando yo era niño llamaba de usted a los peces 

Cuando yo era niño vi la sangre del mármol 

y vi la mano de Dios tirada en un baratillo 

y vi el arpa de David en el despacho de un banquero 

vi también por primera vez la lluvia un lunes 

Cuando yo era niño me metieron en una familia 

pero en realidad yo era el jefe de los violines 

Empecé a mentir empecé a orinar aguardiente 

No sabía dónde guardar mis cosas 

coleccionaba polvo 

Un hombre extraordinario llegó a mi cama 

y hablándome al oído me dijo: 

“Yo soy el marido de la luna” 

Siete veces me puse enfermo 

Fue siempre a causa de siete sorpresas 

No me está permitido enumerarlas salvo dos 

La que tuve cuando vi las pestañas de mi ombligo 

y la otra que me marcó para toda la vida 

Era un tren que llevaba calles a las ciudades 

Una vez me dio un beso un lobo 

Cuando yo era niño me rompí 

Cuando yo era niño mi maestro era un niño 

el cual se clavó un clavo en la cabeza 

Perdió el habla 

De él recibía mensajes por escrito 

Todo lo que sé hoy día 

se lo debo al niño que me lo enseñó 

principalmente el sánscrito 

La primera palabra que aprendí a escribir 

fue la palabra peine 

Nadie sabe que es un verbo 

Cuando era niño me escapé del colegio 

y me fui a China 

Hay muchas cosas que no puedo decir a nadie 

casi todas se refieren a las matemáticas 

Sobre la madera de los pianos no hay nada que yo no sepa 

Un sacerdote me dijo lo que significa fumar 

Sé que los sepultureros venden bufandas a los muertos 

No he visto cosa más bella que la sombra del pavo real 

Durante una hora sufrí el peor de los castigos 

fue cuando me dieron de baja de niño en un convento 

ya que molesté a las monjas con preguntas de teólogo 

Siempre me interesaron las rodillas 

En el frío del amanecer está la razón de todo 

Cuando yo era niño traje una roca a casa 

Coleccionaba saliva 

Una vez entré con un caballo en una taberna 

Me hicieron subdirector de los jugadores de bolindres 

Cuando leí que en la Biblia se hablaba de Postismo 

lo primero que hice fue comprarme un bañador 

El niño que era mi maestro murió en el frente 

Coleccionaba termómetros 

Se supo en el gobierno que yo mentía 

Planché una paloma para saber lo que es el pecado 

Y vi bajar de un barco lo que diré 

(salvo lo que no me está permitido decir a nadie) 

Vi bajar a un abuelo que estornudaba mucho 

Vi bajar al inventor de los billares de bolsillo 

arruinado llorando 

Y vi bajar a un bailarín famoso que se me acercó diciéndome 

-Sabes rosa mía que he venido hasta aquí 

para tocar el corazón de los limpiabotas 

                         Cádiz, 1985 

 

Diario

4 octubre, 1947

¡Risa! ¡Risa! La risa es todo. La Poesía es risa. La vida es risa. Lo profundo es risa. Y la risa es el canto de los órganos. La risa es el canto de la materia… 

 

12 marzo, 1953

Amo el arte porque no me queda otra cosa, una vez que el mundo de la infancia propia ha desaparecido para siempre. Sólo este mundo vuelve para mí con el arte. Si ahora pudiera ser de nuevo niño, no necesitaría el arte, porque nada significaría para mí. Solamente como substitutivo de la infancia perdida, encuentro este gran gozo del arte y lo descubro siempre de nuevo. * ¡Este gran gozo del arte! No. Es sólo una necesidad. Es una necesidad para dar salida al dolor. Es una necesidad y una victoria. Es preciso vencer la angustia, la gran angustia que corre por las venas y por dentro de los huesos, con la ardiente expresión que uno mismo exprime, y deja una huella de nuestra existencia en el acento personal, en el ritmo de nuestro

 

20 septiembre, 1970

No buscar a nadie. Encontrar. 

Rebasar y excederse. Ir más allá de los límites. Marchar hacia lo ilimitado, lo imposible. Sufrir como si nada. Exceso. Escribir cuando la mano sola quiere escribir. La fuerza de la mano. Descubrir sin cesar y verificar. No dejar pasar ni la sombra de una mentira. No dejarse tentar por la exageración. No simular la calma. Identificarse con la calma tan sólo. 

He notado una cosa. Solo o con los otros, me encuentro (no me muestro) serio, ausente, infantil. Hace tiempo ya que no río. Esto es natural, por la falta de fresca alegría, y a causa del peso de la angustia. Todo en mí es calma, y calma grave. Puedo sonreír. Pero no me agrada la sonrisa cuando no es auténticamente un movimiento gestual todopoderoso de lo simpático. La ingenuidad la considero válida, cosa fresca. La tengo. La espontaneidad parece estar ahora suplantada por los impulsos. No es malo esto. Pero no estoy liberado de los recuerdos del pasado. Esto es malo. Es evidente que en mi camino, desde siempre, no acepto junto a mí ni la frivolidad ni el juego ocioso y vano de la diversión. Todo juego es importante para mí en su sentido de acto mágico. No me atengo a ritos. Ni a programas. He descubierto la negación del anticipar. No decir adiós ni hasta mañana. No sufrir por no tener mañana lo que tengo hoy. No hay hoy ni mañana, sino el Ahora. 

El primer trabajo: trabajo sobre uno mismo. Desprenderse de las emociones estúpidas, negativas, dispendiosas de energías. Canalizar las energías… 

*

Escribo esta tarde un poema: «¿Cuál es mi necesidad?». 

*

Son las 3,45 de la madrugada. Voy a apagar la luz.